El verdadero misionero, que nunca deja de ser discípulo sabe que Jesús camina con él, habla con él, respira con él, trabaja con él. Percibe a Jesús vivo con él en medio de la tarea misionera. Si uno no lo descubre a Él presente en el corazón mismo de la entrega misionera, pronto pierde el entusiasmo y deja de estar seguro de lo que trasmite, le falta fuerza y pasión. Y una persona que no está convencida, entusiasmada, segura, enamorada no convence a nadie (Exhortación apostólica Evangelii Gaudium 266)

No es lo mismo tratar de construir el mundo con su Evangelio que hacerlo solo con la propia razón. Sabemos bien que la vida con Él se vuelve mucho mas plena y que con Él es mas fácil encontrarle sentido a todo. Por eso evangelizamos.



1 comentario:

  1. Se requiere tener al Dios de Jesús muy dentro del corazón y la mente para que sea posible seguirle, amarle y vivirle en cada uno de nuestro lugares de trabajo-vida siendo misioneros allí donde estamos, ese es nuestro lugar ad gentes: son gentiles quienes nos rodean y desconocen la verdad de Dios que el poco catecismo que han recibido y la casi nula praxis cristiana de los demás les ha favorecido.

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